La iglesia no es un centro cívico, un club social, o un lugar donde se realizan los cultos dominicales. La iglesia es una nueva sociedad creada para la salvación de un mundo perdido señalando el reino por venir.
Y si entendemos apropiadamente el intercambio sucedido entre Pedro y Jesús (Mateo 16: 13-19) y el resto de las Escrituras, nos encontraremos cara a cara con una asombrosa realidad acerca de la naturaleza de esta nueva sociedad: Es tan preciada por nuestro Señor que la compró con su propia sangre.
Si realmente comprendemos este asombroso y a la vez aterrador hecho, todas nuestras divisiones causadas por nimiedades y todos nuestros enfoques centrados en nosotros mismos, habrán de desaparecer, mientras caemos de rodillas en gratitud. ¡Porque nosotros somos parte del Cuerpo por el cual Cristo murió!.
Charles Colson, Being the Body, Thomas Nelson (2004), p.42
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