Cuando las personas rechazan el conocimiento de Dios, ellos no están rechazando la necesidad de valores, prioridades, y de las elecciones acostumbradas. En su lugar, porque ellos no están centrados en Dios y Su Palabra para guiar y amaestrar sus voluntades, ellos terminan apoyándose en cosas creadas, tales como: las riquezas, el éxito, la diversión, la fama, la atención, el poder, y todos los demás ídolos que son habituales de esta época que se encuentra huyendo de Dios. Una vez que una persona establece una o más de estas cosas como su último objetivo en la vida, su conciencia queda presa, y todos sus valores y prioridades terminan sometidos a las demandas del ídolo escogido.
Presos de nuestros ídolos
25 de junio de 2012
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