Nosotros somos modernos, y los hombres de esta época, si bien tienen una gran percepción del hombre mismo, tienen un concepto bastante bajo de Dios. Cuando, para no hablar del hombre de la calle, un hombre de iglesia emplea la palabra “Dios”, el pensamiento que le viene a la mente no es generalmente el de la majestad divina.
A un libro reciente se le ha titulado “Your God is Too Small” (Tu Dios es demasiado pequeño); este es un título apropiado para la época. Hoy nos encontramos en el polo opuesto a nuestros antepasados evangélicos en este orden, aun cuando confesemos nuestra fe con las mismas palabras que ellos. Cuando empezamos a leer a Lutero, a Edwards, o a Whitefield, aun cuando nuestra doctrina pueda ser igual que la de ellos, pronto comenzamos a darnos cuenta de que tenemos muy poco que ver con ese Dios poderoso a quien ellos conocían tan íntimamente.
Hoy se pone gran énfasis en la idea de que Dios es personal, pero se expresa el concepto de tal modo que nos queda la impresión de que Dios es una persona tal como nosotros: débil, inadecuado, poco efectivo, mas bien patético. ¡Pero este no es el Dios de la Biblia! Nuestra vida individual es cosa finita: esta limitada en todas las direcciones, en el espacio, en el tiempo, en conocimiento, en poder. Pero Dios no esta limitado. Es eterno, infinito y todopoderoso. Él nos tiene en sus manos, pero nosotros jamás podemos tenerlo a él en las nuestras. Como nosotros, él es un ser personal, pero a diferencia nuestra es grande. A pesar de su constante prédica sobre la realidad del interés personal de Dios en su pueblo, y sobre la mansedumbre, la ternura, la benevolencia, la paciencia y la anhelosa compasión que nos muestra, la Biblia nunca deja que perdamos de vista su majestad y su dominio ilimitado sobre todas sus criaturas.
J.I. Packer, El Conocimiento del Dios Santo, Editorial Vida (2006), p.107-108
Personalmente siempre he tenido mis reservas con los grupos de rendir cuentas. Puede que para algunas personas funcione, y que realmente encuentren un grupo de personas sinceras que verdaderamente se interesen por el bienestar de su alma. Pero en muchos casos, he visto como estos grupos no son más que un programa creado por las iglesias donde los participantes sienten la obligación de asistir porque son parte de las actividades regulares de su congregación, y no necesariamente tienen un genuino interés de amar y conocer más a fondo a las personas integrantes del grupo.
A continuación les dejo con unas palabras de R.C. Sproul Jr. que encuentro atinadas al respecto. Las mismas han sido tomados del post en inglés titulado Do You Have an Accountability Partner?.
Cuando la gente se entera de la muerte de mi esposa, me sugieren que busque a un grupo de personas para que me ayuden en este proceso. A pesar de que siempre he tratado de ocultar mi escepticismo sobre estos grupos, parece que nunca lo he podido hacer correctamente, y es entonces cuando me sugieren que busque un grupo de personas con los que yo pueda contar, y con los cuales yo pueda hablar de manera sincera y ser yo mismo. Mi respuesta a esta sugerencia es siempre la misma: Entiendo la necesidad, pero la misma esta siendo bien atendida por mis amigos.
Ahora, no me mal interprete. Yo no tengo nada en contra de la rendición de cuentas, ni de los grupos creados para estos fines. Yo estoy a favor del duelo, y no tengo nada en contra de los grupos creados para proveer ayuda en estos momentos. Sin embargo, lo que me intriga en ambos casos, es la forma en que nosotros hemos perdido lo que debería ser como algo natural, y lo hemos tratado de sustituir por medio de programas. ¿Qué dice esto acerca de nuestra cultura, tanto dentro como fuera de la iglesia, que necesita reemplazar lo que antes se conocía como una amistad genuina nacida de manera natural, por algo tan artificial e inorgánico como lo es un programa? Estos grupos parecieran ser el equivalente emocional de un complejo multivitamínico. Ciertamente muchos de nosotros no estamos recibiendo suficiente vitamina D y Zinc en nuestra dieta, pero ¿no solucionaríamos este problema con simplemente comer un poco mas de verduras?
Las soluciones institucionales a los problemas de las relaciones tratan de hacer algo similar por nosotros. Si en nuestro estilo de vida encontramos que las comidas saludables son un desafío para nosotros, tenemos entonces que cambiar nuestro estilo de vida. Igualmente, si la transitoriedad de nuestras relaciones y la tecnología con sus redes sociales han hecho que tener verdaderos amigos sea un problema, entonces tenemos que cambiar la forma en que nos estamos relacionando con los demás. Tenemos que acercarnos mas a ellos para amarles y servirles más de cerca.
Y si por el contrario, tenemos relaciones personales saludables y genuinas, en las cuales nos animamos mutuamente hacia la justicia, donde somos libres para ser nosotros mismos, hablarnos con profundidad, y donde nos amamos con sinceridad, entonces tenemos que ser agradecidos. Pero para esto no tenemos que crear un comité de agradecimiento en nuestra iglesia local. No, lo que simplemente tenemos que hacer es dar gracias. Así que, esto es lo que yo hago: Yo tengo amigos y familiares que me aman y que se preocupan por mí y mis hijos. Ellos se mantienen atentos a mí, me miran a los ojos cuando me hablan, me abrazan cuando me ven, me dicen cuanto me aman y con alegría reciben mi amor a cambio. Ellos lloran cuando yo lloro, y se alegran cuando me alegro, y oro para que ellos sepan cuanto le agradezco a Dios por ellos. Tengo amigos, más y mejores de lo que yo merezco.
Cuando mi fe está dormida
mi corazón se convierte en algo impuro,
en la fuente de todo deseo repugnante,
en la jaula de una lujuria sucia que aletea por escapar,
en un árbol tóxico con un fruto mortal,
en un camino abierto hacia lacras terrenales.
Señor, despierta mi fe
Para que exhiba su poder
Hasta que todo el cielo llene mi alma
Y de mi, toda impureza sea echada.Arthur Bennett, The Valley of Vision: A Collection of Puritan Prayers & Devotions, p. 289
La mayoría de los hombres parecen vivir para sí mismos, sin mucha o ninguna consideración de la gloria de Dios, o el bien de los demás. Ellos anhelan y persiguen apasionadamente las riquezas, los honores y los placeres de esta vida, suponiendo que la prosperidad, la grandeza y la alegría podrán otorgar felicidad al alma mortal, pero por desgracia, estos no son mas que sueños falsos y engañosos.
Arthur Bennett, The Valley of Vision: A Collection of Puritan Prayers & Devotions, 289
En tiempos pasados, la tolerancia solía definirse como la capacidad de respetar las creencias o prácticas de aquellos con quienes no estábamos de acuerdo. Hoy en día, la tolerancia significa que tenemos que aceptar como correctas las creencias y prácticas de los demás, o sino, estamos en riesgo de ser llamados fanáticos. Es interesante que esta redefinición de la tolerancia casi siempre involucra los debates sobre la homosexualidad, y casi siempre pareciera reflejar que son las personas de un solo lado del debate, quienes llaman a los que no están de acuerdo con sus prácticas o creencias de "intolerantes".
Es decir, ¿cuándo fue la última vez que usted escuchó a un cristiano acusar de intolerante a un activista de los derechos de los homosexuales, porque este último se negó a reconocer que las enseñanzas bíblicas sobre la homosexualidad son correctas?
Mucho de aquello que los cristianos mas apreciamos (la vida, el matrimonio y la libertad religiosa) se encuentran bajo ataques de maneras que jamás hubiéramos predecido. Sin embargo, son aquellos hombres y mujeres que expresen sus convicciones de una manera amorosa y con valentía, aun cuando esto les represente un alto costo para ellos, que cambiaran la historia.
Romanos 8:1 nos dice que no existe condenación alguna para los hijos de Dios. Esto se debe, no a las grandes obras que podamos haber hecho, sino, a que Cristo nos libertó de la ley del pecado y de la muerte. Mis pecados pasados ya están perdonados, mis luchas presentes ya están cubiertas y mis futuros fracasos ya fueron pagados en su totalidad por lo maravillosa e incomparable gracia infinita de Dios, encontrada en la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz.
Matt Chandler, “The Explicit Gospel”, Crossway Books (2012), p.15
Toda tu asistencia a la iglesia, tu involucramiento en actividades religiosas, tus premios obtenidos en la Escuela Dominical, tus devocionales y tu lectura diaria de las escrituras, son en vano si no tienes a Cristo.
Nosotros somos salvos, santificados, y sostenidos por lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz y por el poder de su resurrección. Si le añadimos o le restamos a la cruz, aun sea para incluir prácticas religiosas ordenadas en la Biblia como esenciales, como la oración y la evangelización, le robamos a Dios de su gloria y a Cristo de su suficiencia.
Matt Chandler, “The Explicit Gospel”, Crossway Books (2012), p.15