“Si bajamos a Dios a nuestro nivel y nos ponemos al nivel suyo, por supuesto que no vemos ninguna necesidad de una salvación radical; requerimos solo de una expiación radical para asegurarla. Por otra parte, si hemos vislumbrado la gloria deslumbrante de la santidad de Dios y hemos sido convencidos de nuestro pecado por el Espíritu Santo para que temblemos delante de Dios y reconozcamos lo que somos, a saber, “pecadores merecedores del infierno”, entonces y solo entonces la necesidad de la cruz aparece tan obvia que nos sorprendemos de no haberla visto antes”.
John Stott, The Cross of Christ, InterVarsity Press (1986), p. 109
Pecadores merecedores del infierno
5 de abril de 2012
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