¡Oh, mí pecado crucificado, pero nunca mortificado por completo!
¡Oh, sus daños en mi larga vida y mi vergüenza de cada día!
¡Oh, esos pecados que moran dentro de mí y que me dominan!
¡Oh, la tormentosa esclavitud de un corazón pecaminoso!
Destruye, oh Dios, el huésped oscuro que mora dentro de mí cuya oculta presencia hace de mi vida un infierno.
Arthur Bennett, The Valley of Vision: A Collection of Puritan Prayers & Devotions, 143
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