En esta era postmoderna, no podemos permitirnos decir que creemos en el pecado [como raíz de nuestras adicciones] para luego apartarnos del poder del evangelio en busqueda de técnicas humanas para tratar de curar nuestro engañoso corazón. Colocarnos una banda elástica en nuestra muñeca, confesar nuestros pecados secretos a un grupo de personas para encontrar aceptación y confort, o reportarnos diariamente a un patrocinador, nunca podrá conquistar ese pecado que "nos asedia" (Hebreos 12:1).
Harry W. Schaumburg, “Undefiled: Redemption From Sexual Sin, Restoration For Broken Relationships”, Moody Publishers (2009), p. 47,48,52
El evangelio: Poder para libertarnos
12 de abril de 2012
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