Es posible que nunca tengas que trabajar como modelo de la alta costura en Nueva York o en París, pero como cristiano, si tienes que modelar el amor de Dios al mundo. Un modelo viste con el propósito de atraer la atención a la creatividad del diseñador. El modelo exhibe la obra del diseñador, pero es la reputación del diseñador la que está en juego y no la del modelo. De la misma manera, nosotros los cristianos modelamos el amor de Dios, nos percatemos de ello o no. La gente nos observa, y lo que ven, afecta la reputación de Dios. Si declaramos que somos seguidores de Cristo, y vestimos el estilo torcido y mundano respecto a lo que es el amor, arrastramos por el piso el nombre y carácter de nuestro Señor.
Joshua Harris, Le Dije Adiós a las Citas Amorosas, Editorial Unilit (1999), p.65
¿Estoy modelando el amor de Cristo?
5 de abril de 2010
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