Tomado del blog de Justin Taylor:
David Brooks, escribiendo para el New York Times, dice lo siguiente:
El 17 de octubre de 1989, un fuerte terremoto con una magnitud de 7,0 sacudió la zona de la bahía en el norte de California. Sesenta y tres personas murieron. Esta semana, un gran terremoto, también con magnitud de 7,0, ocurrió cerca de Port-au-Prince, Haití. La Cruz Roja estima que entre 45.000 y 50.000 personas han muerto.
Esta no es una historia de desastres naturales. Esta es una historia de la pobreza. Es una historia sobre la deficiente construcción de los edificios, la mala infraestructura y lo terrible de los servicios públicos. El jueves, el presidente Obama dijo al pueblo de Haití: "Ustedes no serán abandonados. Ustedes no serán olvidados." Si él va a seguir siendo fiel a esa promesa, va a tener que usar esta tragedia como una oportunidad para repensar nuestro enfoque de la pobreza mundial. Él va a tener que reconocer algunas verdades difíciles.
Éstas son las cuatro difíciles realidades que Brooks identifica:
(1) No sabemos cómo usar la ayuda para reducir la pobreza, (2) la Micro-ayuda es vital, pero insuficiente; (3) es hora de poner el espinoso tema de la cultura en el centro de los esfuerzos para combatir la pobreza mundial, (4) es hora de promover el paternalismo dirigido localmente.
Pueden leer el artículo completo aquí.
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