Señor, ¿Qué sería de mi si tú no me hubieras rescatado?
Señor, ¿qué sería de mi vida si a mí no te hubieras presentado?
Señor, ¿Que sería de mi alma si tu piedad no me hubiera alcanzado y no te hubieras humillado para encontrarme en mi pecado?
Señor ayúdame a encontrar mi mayor satisfacción en ti. Que no importe que el mundo a mi alrededor se esté desmoronando, o que los anhelos de mi alma se vuelvan inalcanzables, o que mi salud este en constante deterioro, o que la muerte y las dificultades estén afectando mi seres más cercanos, o que el mundo entero piense que mi vida se está destruyendo. Que la máxima y única satisfacción de mi vida seas tú; sea conocerte.
Dios ayúdame hoy y cada día de mi vida a mantener mi vista fijamente en ti, aun en medio de tantas distracciones que batallan por encarcelar mi atención y devoción.
Señor, que sería de mí sin ti. Gracias por rescatarme.
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