Hay en nosotros algo profundo, intenso, terrible: con un poder tremendo. Sí, y está en ti y en mí. No siempre adopta la misma forma, pero siempre está ahí y su naturaleza es siempre igual. Considérate a ti mismo y tu propia experiencia. Afronta por un momento las luchas que se producen en tu propio corazón. Saca a la luz los pensamientos vanos y los deseos que te dominan y controlan de cuando en cuando. ¿Te gustaría declararlos en público? ¿Te gustaría que el mundo conociera todo lo referente a ti? ¡Si comenzáramos por ahí en nuestros debates religiosos en lugar de discutir teóricamente acerca de la “expiación”, la “regeneración” y las otras doctrinas!
Cuando un hombre se conoce verdaderamente a sí mismo y por ende conoce algo de la naturaleza y el problema de pecado, no quiere discutir acerca de las doctrinas de la gracia, simplemente da las gracias a Dios por ellas y las acepta con toda su alma, corazón y mente.
Martyn Lloyd-Jones, Sermones Evangelísticos, Editorial Peregrino (2003), p.73
Si comenzáramos por aquí nuestros debates teológicos
4 de septiembre de 2009
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