El pecado no es un problema intelectual, es un problema moral. Y el problema de todos y cada uno de nosotros en este mundo es un problema moral, no intelectual. No me importa lo grande que sea tu intelecto, no me importa lo alta que sea tu alcurnia; solo eres un pecador desesperado como todos nosotros, eres una criatura con celos y envidia, con pasión, lascivia y deseo, eres impuro, ¡tienes lepra en el alma!. No me importa que ni quien seas. ¿De qué sirve hablarme de tus grandes cualidades mientras seas un leproso? Ese es tu problema: ¡no conoces a Dios, haces el mal, eres indigno, eres impuro! Por ahí comienza el Evangelio!
Martyn Lloyd-Jones, Sermones Evangelísticos, Editorial Peregrino (2003), p.110
Eres un pecador desesperado... ese es el problema
17 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios
Publicar un comentario