“Pero yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no es por la fuerza”
(Exodo 3.19)
A veces, cuando nos encontramos en medio de aflicciones y situaciones difíciles que no podemos resolver olvidamos que nuestro Dios ya conocía de antemano que pasaríamos por ellas, y actuamos como si las mismas no solo nos han sorprendido a nosotros, sino que también han sorprendido a nuestro Dios.
Entonces empezamos a atar y reprender a Satanás y sus demonios, como si de alguna manera ellos se hubiesen escapado de la mano de Dios y han venido a maltratarnos con un plan escondido que Dios no ha podido ver de antemano. Como si de alguna manera el diablo y sus secuaces fuesen más inteligentes y vivos que Dios.
Cristiano, no olvides en esta mañana que no hay circunstancia o situación alguna que escape de la mano de Dios. Aún las artimañas del enemigo son usadas por Dios para forjar en nosotros su carácter.
Pero este verso no solo nos recuerda el hecho de que nuestro omnisciente Dios conoce de antemano todas las oposiciones que enfrentaremos en nuestras vidas, sino que también, al leer el verso siguiente, podemos alegrarnos al recordar que también nuestro Dios y padre posee la capacidad de liberarnos de las mismas:
“Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, os dejará ir.” (Exodo 3.19)
Así que hermano que lees esto esta mañana, levanta tu mirada y descansa en el Señor, quien no solo conoce las situaciones que te agobian y las tentaciones que enfrentas, sino que también extenderá su mano a su tiempo y te rescatará de las mismas, ya sea en esta vida o cuando entremos en su gloria.
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