¿Has pensando en esta mañana en las cosas de las cuales te ha librado Dios?
Cuando leo las noticias y escucho de crímenes, violaciones, asesinatos, suicidios, drogas, robos, homosexualismo, depravaciones, y demás cosas por el estilo, solo pienso: “Ese pude haber sido yo!”
No me refiero a las víctimas (aunque también de eso me ha librado Dios), sino a los victimarios, a quienes cometieron los crímenes. Yo pude haber sido ese asesino, ese violador, ese ladrón, ese depravado, ese drogadicto, ese homosexual, ese suicida, pero de eso me ha librado Dios.
Cuando pensamos en el hecho de que antes de que Dios nos rescatara de nuestros delitos y pecados éramos esclavos de los mismos y pertenecíamos a nuestro señor y padre “el diablo”, entonces nos damos cuenta de qué nos ha librado Dios. No había límite de pecados que pudiéramos cometer. No había educación o leyes civiles que nos hubieran libertado de esa esclavitud, sino solo el rescate de un Dios amoroso y misericordioso.
Hoy es un buen día para humillarnos y agradecer a nuestro Señor por sus bondades sobre nuestras vidas y a la vez pedirle que nos permita ser agentes de reconciliación útiles para su reino. Que podamos ir a los que se pierden y brindarles el amor que hemos recibido, para que al igual que nosotros, ellos también sean traspasados de tinieblas a luz.
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