“Santifícalos” –dice Jesús- “en tu verdad; tu Palabra es verdad”.
Son muchos los pasajes de la Escritura que prueban que la Palabra de Dios es el instrumento de la santificación. El Espíritu de Dios lleva a nuestra mente los preceptos y doctrinas de la verdad y los aplica con poder. Estos preceptos, oídos y recibidos en el corazón, obran en nosotros el querer y el hacer por la buena voluntad de Dios. La verdad es la que santifica, y si nosotros no oímos o no leemos la verdad no creceremos en santificación. Solo progresaremos en la vida perfecta si progresamos en el conocimiento perfecto. “Lámpara es a mis pies tus palabras y lumbrera a mi camino.”
Charles Spurgeon, Lecturas Matutinas, Editorial Clie (2007), Día 4 de Julio
Como progresar en nuestra santificación
4 de julio de 2009
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