Otro de los pecados con los que tengo que luchar.
A continuación un extracto del libro “Murmuración: ¿Entretenimiento social o acto censurable?”, de Gerardo DeAvila.
La murmuración es uno de los pecados más comunes, pero menos censurados... La murmuración es un pecado tan común y sutil que, sin temor a la equivocación, se puede afirmar que un alto porcentaje de los que se llaman cristianos lo practican con tanta facilidad que ni cuenta se dan de la gravedad de lo que están haciendo. La murmuración se ha normalizado a tal punto que ha sedado la conciencia para que ésta no cumpla su función.
Una de las cosas que contribuye a la sutileza de este pecado es la aceptación social que tiene. Muchos cristianos han caído en la trampa de hacer grave sólo lo que la sociedad hace grave y de restarle importancia a aquello a lo que la sociedad se la resta. Por eso es que estos cristianos se alarman cuando se habla de adulterio, porque éste, además de ser considerado como pecado en la Biblia, está definido como crimen en los códigos de algunos estados y tratado como conducta antisocial en la mayoría de las culturas. Este tipo de cristiano corrobora lo que el mundo establece. Aquello a lo que el mundo quita gravedad o descriminaliza ellos también lo miran de esa manera. Hay naciones donde una persona puede ir a la cárcel por adúltero, pero yo no conozco ningún estado donde alguien vaya a la cárcel por murmurar; a menos que los tribunales establezcan que es libelo.
La murmuración es el condimento indispensable en las fiestas de este mundo, y lamentablemente, también en la de algunos que reclaman ser cristianos. Más trágico aun, la murmuración es el tema en algunas reuniones de oración en hogares llamados cristianos... Es una verguenza que en algunas de estas reuniones se conspire contra líderes de la iglesia y se diga a espaldas de ellos lo que no se les dice de frente. Que la murmuración tenga lugar en reuniones sociales de personas que no profesan la fe cristiana es comprensible, pues ese es el ambiente natural de esas personas; pero lo inconcebible es que ocurra en reuniones donde se orará por el bienestar de la iglesia y la redención de este mundo. A veces aun se ora por aquellos líderes contra los cuales se ha murmurado; o se murmurará después de la oración. Al pensar en esto vienen a la mente del autor las palabras de Cristo: "¡Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas y como pretexto haceis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación" (Mateo 23:14)
(...)Se ha llegado al punto de engrandecer y glorificar lo sensacional y descuidar los valores de la fe cristiana. Se debe recordar que el cristianismo es eminentemente una forma de vida, independiente de ir al cielo, independiente de estar dotada la iglesia de ciertas gracias particulares que son parte del patrimonio de ser cristianos. A una congregación del primer siglo, en la que algunos de sus miembros se jactaban de experiencias sobrenaturales pero su conducta era cuestionable, el apostol Pablo les escribió que "el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder" (1 Corintios 4:20). El cristianismo es una manera de vivir, un estilo de vida en el que debe estar presente una serie de virtudes. "Para el hombre en Cristo, la vida ética no es la vida obligatoria, sino más bien la única vida" (The Interpreter´s Bible).
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