La Biblia sugiere algunas razones:
Persecución. Algunas personas simplemente no están dispuestas a pagar el precio. Conocen la definición de un cristiano, pero no están dispuestas a tomar la decisión y comprometerse con Cristo. Jesús advirtió claramente a sus seguidores que serían perseguidos (Mt. 24:9). Falsos Maestros. Cuando una persona comprende el evangelio y está a punto de tomar una decisión por Cristo, muchas veces Satanás trata de confundirla presentándole una doctrina muy atrayente pero falsa (Mt. 24:11,12). Tentación. Algunas personas reciben el evangelio intelectualmente pero sucumben a sus propios malos deseos cuando son tentados por Satanás. Mundanalidad. Las personas puede ser arrastradas por las atracciones de este mundo, aceptando su sistema de valores (2 Ti. 4:10). Negligencia. Algunas personas rechazan el amor y la gracia de Dios, simplemente ignorando lo que saben que es verdad (He. 2:3). Corazones Endurecidos. Otras personas se alejan de la verdad de Dios al endurecer sus corazones, vez tras vez, hasta que es demasiado tarde (He. 3). Religión. Algunas personas son lo suficientemente religiosas como para estar inmunizadas contra lo verdadero. Gustan del don celestial, y tienen una idea de los poderes del siglo venidero. Se involucran en la periferia del cristianismo y este vínculo limitado les sirve para apaciguar sus conciencias (He. 6:1-6). Falta de comunión con los creyentes. El rehusar reunirse como iglesia puede ser perjudicial para el verdadero creyente, así como también para aquellos que están próximos a creer, y puede conducirlos a la apostasía (He. 10:25).Estas razones nos ayudan a comprender por qué algunas personas se vuelven atrás, pero nunca habrá excusa legítima para la apostasía porque Dios nunca ha de tolerarla.
John MacArthur, ¡Cuidado con los Falaces!, Editorial Portavoz (1996), p.49,50
¿Por qué reniegan las personas?
23 de diciembre de 2008
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