Hace un poco mas de una semana leí la noticia de 3 personas involucradas en una estafa estimada en mas de $40 millones de pesos dominicanos ($1.2 millones de dólares) al sector financiero de la República Dominicana. Lo doloroso para mi de la noticia fue, que de las tres personas involucradas yo conocía a dos de ellos, y había uno en especial con el que había trabajado por mas de 5 años. Habíamos trabajado en el mismo departamento, a apenas un cubículo de distancia. Aún no puedo creer que esa persona que conocía estaba involucrada en esto.
Esta situación nos recuerda la condición falible y pecadora en que nos encontramos los seres humanos (Rom. 3:10). Los que no conocen al Señor están sujetos al pecado, son esclavos del mismo (Jn. 8:34 / Rom. 6:16) y no saben hacer otra cosa que pecar.
Pero por otro lado, los que somos creyentes, que hemos sido justificados por la sangre de Cristo, aún estamos sujetos a esa naturaleza pecaminosa que vive en nosotros (Rom. 7:23-24), con la diferencia de que tenemos un ayudante, el Espiritu Santo, quien mora en nosotros y quien se nos ha dado para ayudarnos a no pecar (Rom. 8:11-13).
"Todos tienen su precio", dice la famosa frase, y pienso que es verdad si vivimos de acuerdo a la carne y no al Espíritu, y el diablo lo sabe. El sabe cual es nuestro precio, que botón presionar, donde, cuando y como tentarnos.
Todos los humanos somos débiles, y creo que es un estado donde a Dios le place tenernos para mostrarnos en medio de nuestra debilidad lo grande y fuerte que EL es (2 Cor. 12:9-10), y que la victoria no viene de nosotros sino de EL (2 Cor. 1:9).
No obstante, una pregunta que tengo que hacerme hoy es, ¿donde me estoy colocando yo, para que el diablo prevalezca en su tentación? ¿Estoy constantemente renovando mi mente con la palabra de Dios (2 Cor. 4:16 / Rom.12:2 / Ef. 4:23), para que de esta manera mi fe se fortalezca y sea un escudo eficaz para apagar los dardos de fuego del maligno (Ef. 6:16)?, o ¿estoy permitiendo que la basura pecaminosa que reina en nuestra cultura sea que la continuamente habite en mi mente?
Sino estamos mortificando constantemente las concupiscencias (pasiones) de nuestra carne, necesitaremos menos de $40MM para hacernos pecar. Quizás solo una moneda, una mirada, un pensamiento, o quizás unas pocas palabras.
Dios, ayúdanos a vivir vidas santas en este mundo repleto de pecado. Que nuestro corazón no reciba las tentaciones, sino que las rechace a todo costo. Ayúdanos a ver el pecado por lo que realmente es, y no por lo que nos vende. No es un placer lo que obtendremos si cedemos al mismo, sino la maldición espiritual de vivir en la eternidad apartados de ti, donde el gusano nunca muere y el fuego nunca se acaba (Mr. 9:46).
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